Adiós

 

Vistas enormemente azules, pestañas desaparecidas por el combate contra el cangrejo, ese nefasto cangrejo que te dejó sin cabellos y con los labios blancos, con la motivación guardada y el corazón cansado. ¿Dónde están tus azules miradas? Las que me veían llegar y no sé si para adentro o era a mí al que iluminaban. Ese par de cielos mucho más profundos que el mismo mar ¿Dónde quedaron ahora?

Y el blanco de tu alegría con los mismos azules se ha ido, ese blanco que cantaba simulando ser mamá con la amiga Polichinela, ese blanco que alegraba la tristeza de mis ausencias, dime ahora ¿Dónde está mi blanco favorito?

Ganó el cangrejo, sin dejar marcas porque hasta sus huellas se llevó, se llevó la inocencia del mundo, se llevó sueños de infante y de adulto. Pero dejó algo que los duendes no querían, dejó el dolor, la miseria y el llanto. No esperó más que una década ¡cangrejo insensato, irreverente, indeseable!

 

¿Dónde están mis azules y blancos? Diga alguien que no están en el lugar del eterno reposo, no lo digan, porque yo no puedo entrar ahí sin doblegarme ante tanta ironía, no me digan que ahí me los dejó el cangrejo porque sé que los llevo a su cueva. Y dejen a dios, porque si existiera, no me habría dejado a mí sin sus azules luces ni sin su blanca alegría.

 

GASG